sábado, 10 de octubre de 2009

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u más profunda piel

Pénétrz le secret doré
Tout n’est qu’une flamme rapide
Que fleurit la rose adorable
Et d’ou monte un parfum exquis

Apollinaire, Les collines

Cada memoria enamorada guarda sus magdalenas y la mía —sábelo, allí donde estés— es el perfume del tabaco rubio que me devuelve a tu espigada noche, a la ráfaga de tu más profunda piel. No el tabaco que se aspira, el humo que tapiza las gargantas, sino esa vaga equívoca fragancia que deja la pipa en los dedos y que en algún momento, en algún gesto inadvertido, asciende con su látigo de delicia para encabritar tu recuerdo, la sombra de tu espalda contra el blanco velamen de las sábanas.
No me mires desde la ausencia con esa gravedad un poco infantil que hace de tu rostro una máscara de joven faraón rubio. Creo que siempre estuvo entendido que sólo nos daríamos el placer y las fiestas livianas del alcohol y las calles vacías de la medianoche. De ti tengo más que eso, pero en el recuerdo me vuelves desnuda y volcada, nuestro planeta más preciso fue esa cama donde lentas, imperiosa geografías iban naciendo de nuestros viajes, de tanto desembarco amable o resistido, de embajadas con cesto de frutas o agazapados flecheros, y cada poza, cada río, cada colina y cada llano los ganamos en noches extenuantes, entre oscuros parlamentos de aliados o enemigos. ¡Oh viajera de ti misma, máquina de olvido! Y entonces me paso la mano por la cara con un gesto distraído y el perfume del tabaco en mis dedos te trae otra vez para arrancarme a este presente acostumbrado, te proyecta antílope en la pantalla de ese lecho donde vivimos las interminables rutas de un efímero encuentro.
Yo aprendía contigo lenguajes paralelos: el de esa geometría de tu cuerpo que me llenaba la boca y las manos de teoremas temblorosos, el de tu hablar diferente, tu lengua insular que tantas veces me confundía. Con el perfume del tabaco vuelve ahora un recuerdo preciso que lo abarca todo en un instante que es como un vórtice, sé que dijiste: “Me da pena”, y yo no comprendí porque nada creía que pudiera apenarte en esa maraña de caricias que nos volvía ovillo blanco y negro, lenta danza en que el uno pesaba sobre el otro para luego dejarse invadir por la presión liviana de unos muslos, de unos brazos, rotando blandamente y desligándose hasta otra vez ovillarse y repetir las caídas desde lo alto o lo hondo, jinete o potro, arquero o gacela, hipogrifos afrontados, delfines en mitad del salto. Entonces aprendí que la pena en tu boca era otro nombre del pudor y la vergüenza, y que no te decidías a mi nueva sed que ya tanto habías saciado, que me rechazabas suplicando con esa manera de esconder los ojos, de apoyar el mentón en la garganta para no dejarme en la boca más que el negro nido de tu pelo.
Dijiste: “Me da pena, sabes”, y volcada de espaldas me miraste con ojos y senos, con labios que trazaban una flor de lentos pétalos. Tuve que doblarte los brazos, murmurar mi último deseo con el correr de las manos por las más dulces colinas, sintiendo cómo poco a poco cedías y te echabas de lado hasta rendir el sedoso muro de tu espalda donde un menudo omóplato tenía algo de ala de ángel mancillado. Te daba pena, y de esa pena iba a nacer el perfume que ahora me devuelve a tu vergüenza antes de que otro acorde, el último, nos alzara en una misma estremecida réplica. Sé que cerré los ojos, que lamí la sal de tu piel, que descendí volcándote hasta sentir tus riñones como el estrechamiento de la jarra donde se apoyan las manos con el ritmo de la ofrenda; en algún momento llegué a perderme en el pasaje hurtado y prieto que se negaba al goce de mis labios mientras desde tan allá, desde tu país de arriba y lejos, murmuraba tu pena una última defensa abandonada.
Con el perfume del tabaco rubio en los dedos asciende otra vez el balbuceo, el temblor de ese oscuro encuentro, sé que mi boca buscó la oculta boca estremecida, el labio único ciñéndose a su miedo, el ardiente contorno rosa y bronces que te libraba a mi más extremo viaje. Y como ocurre siempre, no sentí en ese delirio lo que ahora me trae el recuerdo desde un vago aroma de tabaco, pero esa musgosa fragancia, esa canela de sombra hizo su camino secreto a partir del olvido necesario e instantáneo, indecible juego de la carne que oculta a la conciencia lo que mueve las más densas, implacables máquinas del fuego. No eras sabor ni olor, tu más escondido país se daba como imagen y contacto, y sólo hoy unos dedos casualmente manchados de tabaco me devuelven el instante en que me enderecé sobre ti para lentamente reclamar las llaves de pasaje, forzar el dulce trecho donde tu pena tejía las últimas defensas ahora que con la boca hundida en la almohada sollozabas una súplica de oscura aquiescencia, de derramado pelo. Más tarde comprendiste y no hubo pena, me cediste la ciudad de tu más profunda piel desde tanto horizonte diferente, después de fabulosas máquinas de sitio y parlamentos y batallas. En esta vaga vainilla de tabaco que hoy me mancha los dedos se despierta la noche en que tuviste tu primera, tu última pena. Cierro los ojos y aspiro en el pasado ese perfume de tu carne más secreta, quisiera no abrirlos a este ahora donde leo y fumo y todavía creo estar viviendo.

viernes, 9 de octubre de 2009

Here come the sun,

Josefina, ya esta cansada de tanto actuar solo quiere recostarse y soñar,
cree aun en el amor,cree que una mirada sigue siendo mas que miles de palabras,
ya "curtida" por los años, aunque parescan no ser tantos, cree que ya nada puede cambiar.
Solo busca un poco de felicidad, y cree encontrarla al ver salir el sol cada mañana.

miércoles, 7 de octubre de 2009

OJOS

A pesar de que vuelvo
a mis tierras de inocencia
canta amor desde adentro,
bosque dan brisa los cerros,
bandos que miran tu cuerpo,
ruido, viene del agua
en tus pies se agita la calma,
aunque quieran soplarte.
A pesar de que vuelvo,
a mis tierras de inocencia
canta amor desde adentro,
bosque da brisa a los cerros.

Machi, Pomo y el Flaco? ♥


""Según la Rolling Stone no solo Invisible, sino tambien tocarían Almendra, Pescado Rabioso y Jade

En noviembre de 1969 vio la luz Almendra, el primer LP del grupo de Luis Alberto Spinetta, Emilio del Guercio, Rodolfo García y Edelmiro Molinari. Y a cuatro décadas de esa edición, Spinetta prepara un show para el 4 de diciembre en el estadio de Vélez Sarsfield.

Según pudo averiguar RS, en ese concierto El Flaco tocaría canciones de todo su repertorio, incluyendo material de Almendra, Pescado Rabioso, Invisible y Jade, además de su trabajo como solista. Para eso ensaya en el barrio de Villa Ortúzar, en la misma sala que Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Deborah de Corral. Y, tiendo en cuenta que todos los integrantes de todas sus agrupaciones están vivos (la malograda excepción es Daniel "El Tuerto" Wirtz, baterista de Los Socios del Desierto), no es descabellado pensar en una suerte de "Spinetta Fest", con reuniones de Almendra, Invisible, Pescado y Jade.

Cabe recordar que Almendra se reunió en 1979, y publicó un álbum doble en vivo (Almendra en Obras) y un trabajo con nuevo material en estudio (El valle interior). Y también los memoriosos pueden dar cuenta de que el Flaco, Machi y Pomo fueron invitados a la presentación del disco de Jade Bajo Belgrano en el Teatro Coliseo en 1983, y que junto al tecladista Leo Sujatovich interpretaron el clásico de Invisible "Dios de adolescencia" y "Será que la canción llegó hasta el sol" (de Mondo di Cromo).
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Hermosa noticia de cumpleaños! GRACIAS florii por alegrarme el dia de ayer, con esta noticia ♥